XXXV- EL RÍO ESPEJO


XXXV

EL RÍO ESPEJO

Se desliza terso sobe un limpio lecho,
por aquí unos brillos, por allá un destello,
¡oh limpios guijarros!
¡río lento y calmo!

Flores que navegan, peces plateados,
serenos remansos como el aire claros,
¡debe ser hermoso
vivir en lo hondo!

Vemos nuestras caras temblando en el agua,
en la superficie flotan reflejadas
de pozos oscuros,
fríos y profundos.

Hasta que la brisa o un pliegue del agua,
si salta la trucha o nada la marta,
agita la hoya
y todo lo borra.

Mientras los anillos se van persiguiendo
el fondo se vuelve cada vez más negro,
como cuando apaga
mi mamá la lámpara.

Tengamos paciencia, niños, un momento,
ya se está borrando los aros concéntricos,
y todo el río otra vez es nítido.